Ecología · 24 de Ago 2017
Cada cuarto viernes de agosto se celebra el día del café peruano, una fecha para recordar la importancia y crecimiento de uno de nuestros productos bandera.
PromPerú / Canal IPe
César Ipenza es productor de café desde hace siete años. Hace unos meses, fue galardonado en el Tercer Concurso Internacional de Cafés Tostados en el que Perú alcanzó 23 distinciones, superando a países como Colombia y México.
El cuarto viernes de agosto, nuestro país celebra el Día del café peruano para destacar la cultura cafetalera y el crecimiento del producto agrícola que más se exporta. Nuestro país es el séptimo exportador a nivel mundial y el segundo de café orgánico, después de México, según el Ministerio de Agricultura.
Ucumari, el producto de César, fue premiado por su buen cultivo, proceso de secado y tostado en la amazonía central, en Villa Rica, dentro de un área de conservación ambiental. Este espacio también pertenece a la Reserva de Biosfera Oxapampa Asháninka Yanesha, que permite que el café se coseche de manera tradicional y amigable con el ambiente.
Gracias al esfuerzo de nuestros caficultores, el café de nuestro país es reconocido a nivel mundial. Conversamos con César sobre sus retos, conócelos a continuación:
“Es muy difícil, como todo emprendimiento agrícola, creo; y muchas veces con precios bajos, que hacen que sea poco competitivo. Además, los fenómenos climáticos hacen que aparezcan o se incrementen las enfermedades o plagas. Si un caficultor no cultiva adecuadamente, no abona o devuelve a la planta lo que provee, hará que ésta se vea afectada, entonces requiere mejores precios y tener que acercarse directamente al mercado o al consumidor final”.
“El cambio de clima, el aumento de la temperatura, y con este la plaga (de roya amarilla), generaron que se diezmaran plantaciones enteras a nivel nacional. Muchos de los cultivos se vieron afectados y, por ende, generó un fuerte problema para las familias caficultoras con créditos y deudas en entidades financieras. Las pérdidas totales hicieron que se redujera no solo los niveles de producción y exportación, sino que los llevaron a la pobreza”.
“Muchas de las prácticas de cultivo que llevan casi cien años en zonas como Villa Rica están asociadas a otras especies. Además, no son monocultivos, sino cafés bajo sombra que permiten mantener una biodiversidad nativa, conservar cuerpos de agua, que, a su vez, generan prácticas valoradas por el mercado. Estos cultivos aprovechan los residuos que generan para emplearlos en el procesamiento y cultivo del café. Por ejemplo, la cáscara se usa como abono natural, y la cascarilla, después del secado, como combustible para maquinas secadoras de café”.
Junto a César, son miles los peruanos que dependen del cultivo de café y superan estas y otras dificultades para llevar un producto de calidad. ¿Disfrutas del café peruano? Cuéntanos cuál es tu favorito.