Otros · 01 de Feb 2017
La necesidad de más espacios públicos en nuestras ciudades es una realidad. Acá un pequeño editorial sobre este problema.
Canal IPe
El 2017 empezó con un hecho inusual en Lima: los veraneantes sofocados por el calor y cansados de la falta de lugares donde refrescarse, se despojaron de sus prendas y decidieron darse el primer chapuzón del año en una de las piletas que adorna el circuito de playas del distrito de Chorrillos. Este hecho ha despertado opiniones encontradas en la sociedad y en las redes sociales. Por un lado, algunas voces rechazan rotundamente dicha acción. Mientras que por otro, un grupo celebraba que la gente haya tomado el espacio público con tanto entusiasmo.
Esta situación nos hizo reflexionar sobre tres preguntas claves ¿Qué son los espacios públicos? ¿para qué son necesarios? y ¿cuáles son las soluciones que se puede ofrecer a futuro? Por lo que conversamos con especialistas urbanos para ensayar algunas medidas que podemos tomar para mejorar nuestra calidad de vida.
Según el sitio web Lima Cómo Vamos, estos son “lugares de uso y dominio público, sin que medien restricciones de circulación o acceso de ningún tipo”. Estos cumplen con distintas finalidades como la movilidad (peatonal y vehicular), el esparcimiento o el fomento de la cultura. Por esto deben ser accesibles y funcionales para todos los ciudadanos, pues de lo contrario no podrían considerarse genuinamente públicos.
Lucia Nogales de Ocupa tu Calle y Mariana Alegre de Lima Cómo Vamos, especialistas en temas de urbanismo, coinciden en que una de las principales funciones del espacio público es la socialización. Es allí donde las personas se pueden encontrar y realizar libremente diversos tipos de actividades de forma horizontal, convirtiendo a estos en lugares democráticos.
Muchas veces pensamos en parques o plazas como los únicos espacios públicos de la ciudad. Sin embargo, desde que ponemos un pie en la calle estamos haciendo uso de este. A pesar de que muchas personas no las consideran como tales, las veredas y pistas son el espacio público en el que más tiempo pasamos. Por eso, deben ser lugares seguros, de encuentro y garantizar el libre tránsito por toda la ciudad. Desafortunadamente algunas vías de zonas residenciales se encuentran cerradas por rejas o tranqueras, que impiden el paso a los peatones obligándoles a buscar el único ingreso a una calle.
En muchas partes del Perú se ha descuidado la relación entre ciudad y ciudadano. Un problema que, en gran medida, se debe a la falta de un plan de crecimiento estructurado y, en algunos casos, a la improvisación de las autoridades que han dado prioridad a otro tipo de proyectos urbanos dirigidos, en su mayoría, a mejorar el tránsito vehicular. Por ejemplo en los últimos años, muchos de los proyectos en Lima se han orientado a favorecer al parque automotor, a pesar de que menos de la quinta parte de sus ciudadanos posee un vehículo propio, lo cual reduce la posibilidad de contar con espacios libres y de fácil acceso para los habitantes.
En los últimos años, uno de los problemas más grandes a los que se enfrentan las ciudades y su habitantes es la privatización del espacio público. Más allá de las polémicas noticias sobre playas privatizadas, hay otros problemas que no son tan evidentes, aunque no por eso menos serios. Mencionemos dos: la privatización y la confusión entre lo privado y lo público, como son los centros comerciales.
Hemos visto cómo algunos de los parques más representativos de la ciudad se han transformado. Por ejemplo, uno de los casos que llamó la atención pública fue el del famoso Parque de las aguas que “reemplazó” al antiguo Parque de la Reserva en el Cercado de Lima. El ingreso a las amplias áreas verdes de este parque ahora están supeditadas al pago de una tarifa para poder “disfrutar” del recorrido de unas piletas ornamentales. Los problemas de esto son la decisión unilateral que tomaron las autoridades para transformar este parque, la implementación de las piletas y el cobro por ingresar al parque que no fue consensuado con los vecinos, limitando el uso del parque solo a aquellas personas con el dinero suficiente para poder ingresar. Otros espacios de la ciudad correrían con la misma suerte. Uno de ellos sería el parque Manhattan de Comas que está a punto de ser convertido en un centro comercial.
En esa misma línea, la aparición de centros comerciales se ha convertido en una constante de nuestras vidas. A muchos nos gusta visitar los fines de semana estos lugares para ver las tiendas, hacer algunas compras o simplemente salir a comer. Sin embargo, todas esas actividades implican un consumo. Es decir, de una u otra forma pagamos por hacer uso de las instalaciones que una empresa privada pone a nuestra disposición. Esto no está mal, pero como mencionamos anteriormente, vemos que ante la aparición de estos modernos lugares, otro tipos de espacios públicos se reducen o desaparecen.
Es necesario que los ciudadanos y las autoridades hagamos un mea culpa frente al poco interés sobre estos problemas, ya que somos nosotros quienes debemos exigir una ciudad con espacios para todos: vías de tránsito, parques y plazas que sirvan para el encuentro que generen ciudadanía y una verdadera sensación de pertenencia a un lugar.
Afortunadamente, hay grupos que ya trabajan por mejorar esta situación como el colectivo Ocupa tu Calle que busca devolverle a la ciudad lugares dignos y útiles que todos sus habitantes puedan disfrutar. Entre todos sus proyectos, uno de los más importantes que han llevado a cabo es “La plazoleta de la Integración” junto al puente Trujillo en el distrito del Rímac. La intervención de esta plazoleta también incluyó a la Asociación de Libreros de Quilca, lo cual ha generado un foco cultural para los vecinos y personas de toda la ciudad interesados en los libros.
¿Cuál es el espacio público favorito de tu ciudad? ¿Qué actividades prácticas ahí? Déjanos tus respuestas en la sección de comentarios e iniciemos una conversación sobre este importante tema.