Tecnología · 27 de Dic 2020
Los chicos del Proyecto Cool-K fueron uno de los 10 ganadores en el concurso internacional COVID-19 Global South Health and Livelihoods Challenge.
Difusión
La creatividad de los peruanos no tiene límites, sobre todo cuando se trata de ayudar a las personas que más lo necesitan. Esa fue la consigna de los hermanos Claudia y Jorge Siesquén, quienes preocupados por la cifra de familias peruanas que no contaban con un refrigerador en plena pandemia, no lo pensaron más y se pusieron manos a las obras para brindarles una solución.
“En marzo vi en YouTube una noticia que me impactó. Apareció una cifra que indicaba que el 50% de hogares en pobreza no contaban con este artefacto para conservar sus alimentos. Ahí entendí porque la gente salía todos los días a comprar y porque la cuarentena había fracasado en nuestro país. Eso me motivó a querer encontrar una alternativa que pueda cambiar esa dura realidad”, comenta Jorge a Canal IPe.
Es así como nació Cool-K, un prototipo de refrigeradora artesanal de bajo costo que permite a las personas de bajos recursos conservar sus alimentos en esta emergencia sanitaria. Desde sus especialidades y con la idea bajo el brazo, Jorge como gestor y Claudia como socióloga, hicieron mucha investigación, pero hacía falta materializarlo. Es así que se sumaron a la iniciativa los estudiantes de Diseño Industrial César López y Nicole Guzmán. Los cuatro, con su talento y habilidades, hicieron realidad este prototipo de refrigeradora que funciona sin electricidad.
El proyecto quedó entre las 10 ideas ganadoras del concurso internacional “COVID-19 Global South Health and Livelihoods Challenge”. Desafío que buscaba encontrar las 10 mejores soluciones en el mundo entre 600 participantes que brinden apoyo a las familias menos favorecidas en la pandemia.
Cool-K está hecha a base de madera y arcilla. Mide 90 x 60 centímetros y cuenta con tres contenedores que tienen una capacidad para almacenar 15 kilos. Actualmente, el prototipo de refrigeradora pesa entre 60 y 70 kilos, razón por la cual, el equipo aún está ideando una mejor manera de hacerla menos pesada para que pueda ser trasladada con facilidad de un lado a otro. Este artefacto artesanal preserva los alimentos más frescos gracias al enfriamiento por evaporación.
“Nos inspiramos en las tecnologías simples que fueron utilizadas por civilizaciones antiguas, tanto en diferentes continentes como en el Perú. Precisamente, el nombre de Cool-K viene de las colcas que utilizaban los incas. Estas eran como unas casitas de piedra donde ellos almacenaban granos y bebidas en jarrones de cerámica para que se conserven bien. En cuanto al enfriamiento por evaporación, fue un referente tecnológico que se usa en África. Eso sí innovamos en el diseño”, explica Claudia.
Para idear el modelo, el equipo realizó una investigación exhaustiva. Entrevistaron a madres de familia de escasos recursos y a lideresas de ollas comunes para saber qué tipo de productos consumían, cuál es su tipo de alimentación y la frecuencia con que compraban los insumos. Así llegaron a la conclusión de que las verduras que más adquirían eran la zanahoria, el tomate y la lechuga.
En cuanto a las frutas, las más comunes fueron las fresas, manzanas y durazno. La buena noticia fue que durante la etapa de prueba, descubrieron que todos estos alimentos podían conservarse una semana en el Cool-K. Respecto a las carnes crudas, la refrigeradora artesanal solo las mantiene de la mañana hasta la noche, a diferencia de las cocidas o fritas que sí pueden durar de dos a tres días.
“En las zonas más pobres, no todos los hogares cuentan con electricidad y en las pocas casas que sí tienen, esta va y viene. Lamentablemente, el ingreso económico de este sector de la población se ha reducido en un 50% y lo poco que les queda lo invierten en alimentación. El gasto es muy fuerte para ellos ya que al no tener una refrigeradora deben hacer compras diarias y por unidad, que sale más caro que comprar en cantidad. Por eso, ante esta situación, nuestro lema es que la tecnología simple transforma vidas”, agrega Jorge.
Sin duda, es una excelente alternativa que puede cambiar la realidad de miles de peruanos. Como enfatiza Claudia, el objetivo de Cool-K es democratizar el acceso a la refrigeración porque es un recurso básico con el que todos deben contar en pleno siglo XXI. Un detalle importante que también explica el equipo es que este prototipo de refrigeradora también puede ser de mucha utilidad para personas que necesiten mantener sus alimentos en el campo o en la playa ¡Es para todos los públicos!
Si quieres saber más de este proyecto te dejamos la página de Facebook de Cool-K o también puedes escribir al correo electrónico coolkperu@gmail.com.